El Bunde
El hombre europeo en su
afán de producir riqueza desestimo la creatividad del hombre y la mujer negra,
más éste aprovecho cada espacio que le permitía el hombre blanco, para poner el
sello de la cultura. Los curas doctrinarios le hablaron al negro sobre la vida
de una mujer llamada María, la cual tuvo un niño llamado Jesús, que estaba
destinado a salvar al mundo. Estos curas no tomaron en cuenta el papel
fundamental que tiene la mujer en la cultura y la importancia de los Orisha o semidioses de la verdad del pueblo; al
escuchar esta historia de dolor y esperanza, se identificaron con María como
mujer fuerte que había pasado por el dolor de perder su hijo de la misma manera
como ellos habían perdido lo suyo; y ven en Jesús el hombre que muere y
resucita, no a un Dios por ser hijo de una mujer, sino a un Semidiós, un
espíritu protector. Esta es una de las razones por las cuales el negro siente y
manifiesta una fuente de devoción hacia la Virgen María. Y esta devoción de
dolor y esperanza la transforma en una de las experiencias religiosas más
hermosas y la única danza religiosa en todo el país, en donde se mezclan la
religiosidad, el canto, y la danza, en un grito de esperanza para el pueblo
oprimido.
Romperá, romperá, lucero del alma, romperá.
El bunde es una
expresión de religiosidad que se practica en Darién, que debido a la poca
práctica de esta tradición hoy únicamente se desarrolla con religiosidad en el
pueblo de Garachiné. Esta festividad inicia el seis de diciembre y termina el
seis de enero día de Reyes, que está cargada de una ferviente devoción al Niño
Dios y espíritu comunitario que se hace presente en toda preparación de la
festividad.
El baile es sencillo, es
ejecutado por hombres, mujeres y niños devotos; es una danza religiosa que se
baila en parejas, nada excitante ni sensual, aunque sí muy alegre y animada.
Los instrumentos utilizados son: un cajón de madera que se toca con dos
vaquetas a un tiempo, un tambor que se toca con las manos y un par de maracas.
Tenemos que señalar que el cajón ocupa un lugar importante en este baile, pues
no es usado en ninguna otra área del país.
La festividad navideña
que lleva el nombre de Bunde se inicia el seis de diciembre cuando los fieles van de casa en casa por la noche
llevando la urna adornada donde se encuentra la imagen del Niño Dios, y
solicitan la colaboración a las familias para reunir el fondo para las
celebración, cada persona, dona de acuerdo a sus posibilidades o según la manda
ofrecida para esa ocasión, esto se hace noche tras noche hasta la llegada del
veinticuatro de diciembre, noche de la ceremonia; para esta ceremonia se escoge
una familia casada por la iglesia y con conducta aceptada por la comunidad y
allí se guarda la imagen durante todo el año y después de la colecta. Durante
el periodo de colecta, se escogen los padrinos de la festividad admitiendo a
aquellos que se brindan por mandas.
El veinticuatro de
diciembre al iniciar la noche las mujeres, niños y hombres, reúnen en la casa
de los padrinos del Niños Dios, donde previamente se ha adornado un altar
ricamente con motivos muy llamativos en el cual reposará el Niño hasta el día
seis de enero día de Reyes, por todos lados hay mesas con comidas, bebidas,
refrescos y golosinas, llegan músicos y cantalantes el baile el cual se
suspende al legar las doce de la noche.
Los asistentes a la fiesta salen a la calle cantando y reventando
cohetes mientras las mujeres llevan velas y mechones encendidos en sus manos,
aquí se suprime el uso de tambores, sólo se canta y con toda la alegría que
pueda ser posible, se camina en una especie de procesión y la cantalante inicia
la tonada propia para este momento en cuya letra se reclama el encuentro del
Niño Dios.
Cantalante: Decime Niño decime,
Decime cuando amanece,
Rompe… rompe… rompe… rompe…
Los cielos rompen.
Coro: rompe… rompe…
Y así cuando se llega a
la casa donde está la imagen del Niño, la dueña de la casa previamente
preparada toma la imagen del Niño en sus brazos con sentimiento maternal y lo
presenta a la mujer que encabeza la procesión con la siguiente tonada:
La que entrega: Tome señora esta rosa
Que de mis manos se ofrece,
Quisiera que fuera de oro,
Como usted lo merece.
La que recibe: Oh rosa de Alejandría,
Tan linda en este día,
Yo te recibo en paz y alegría.
Después de este cruce de
frases poéticas y de alabanza se recibe al Niño y la procesión precedida por la
mujer que recibió al Niño, se dirige hacia la casa de los padrinos, durante el
recorrido de regreso, se canta una canción de cuna que dice así:
Cantalante: llora, mi niño llora, mi amado.
Coro: mi niñito llorando.
La cual se repite hasta
llegar a la casa de la celebración, donde se encuentran cómodamente sentados un
niño, arreglado para representar a San José y a la Virgen María. La señora que
trae el Niño sin expresar palabra entrega el Niño a los “padres”, estos lo
toman en sus brazos y todos ocupan su lugar, los músicos se sientan y tocan al
lado del Niño, a un lado se colocan la solista y el coro y al otro lado los
bailadores y se da comienzo a la ceremonia de adoración desfilando solo las
mejores, por pares y acompañados por el coro cantan este villancico:
Vengan los pastorcitos,
Vengan aquí a adorar,
Al niñito que ha nacido,
Debajo de un portal.
Terminando este momento
viene ña parte que llaman las loas, aquí las mejores desfilan de una en una
delante del Niño y le improvisan villancicos que luego son repetidas por el
coro:
Esta noche es noche buena,
Noche de no dormir,
La Virgen esta de parto,
Y a las doce de parir.
Durante este desfile
abundan las copias con sentido picaresco.
San Juan y la Magdalena,
Se fueron a cortar bejuco.
Las avispas los picaron
Y san Juan perdió el Guayuco.
Durante este momento de
la ceremonia cada mujer debe cantar una copia diferente Loa la de sus
antecedentes, al finalizar la presentación de Loas, las mujeres vuelven a
danzar de dos en dos, bailando brevemente el Bambara el cual consiste en dar
unos pasos en arco de circunferencia y luego otro haciendo ademan como de
sentarse mientras se canta el siguiente son:
Ay la Bambara nuera yo no la sé
Ay la Bambara nuera yo no la sé
Ay daré una vuelta y me sentaré
Ay daré una vuelta y me sentaré.
Con este baile termina
la parte ceremonial, los “padres” colocan al Niño en el altar y continúa la
fiesta y se reparte toda la comida y bebidas preparadas para ese momento y
reaparece el baile del Bunde, el cual se desarrolla durante todo ese periodo,
parando únicamente en las en las horas de trabajo y no cesar hasta el día seis
de enero día de Reyes. Tardes y noches son dedicadas al baile hasta el
amanecer, no se da ninguna otra división pues se corre el riesgo que el Niño se
queme; la comida y las bebidas no deben faltar.
El Bunde que se practica
en Darién no tiene nada de popular que con el mismo nombre nos presenta las crónicas
como bailes de negros practicados en
Colombia “si tenemos en cuenta como dice Manuel Capata olivilla y otros, que
nuestros bailes y cantos de tambor son de derivaciones del Bunde” tomándose en
cuenta este nombre la danza negra primitiva, que ha sido estudiada en
Colombia”.
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